viernes, 26 de octubre de 2012

Pensando en el futuro (y en su padre)



Pensando en el futuro.
Raúl Sendic (hijo) en la Torre Ejecutiva.


 Sendic inaugura mañana Propuesta Uruguay 2030, un centro de estudios estratégicos que busca trascender diferencias partidarias.


Propuesta Uruguay 2030 se propone generar pensamiento de largo plazo con miras a transformar a Uruguay en un país “del primer mundo”. Uno de sus referentes es el titular de ANCAP, Raúl Sendic; su forma jurídica es una asociación civil y su presidente es el sociólogo Gustavo Leal. Sendic asegura que la iniciativa es “técnica, no política” y Leal aclara que no se trata de una “catapulta personal”. 


Mañana en la Sociedad Criolla Elías Regules habrá un almuerzo al que estarán invitados los principales referentes del mundo político y empresarial, y no será el que organiza la Asociación de Dirigentes de Marketing. Una de las diferencias es que estarán invitados también referentes de organizaciones sociales, y otra es que este ciclo de almuerzos lo organiza un grupo de “ciudadanos frenteamplistas” agrupados en torno a la asociación civil Propuesta Uruguay 2030. El tema de mañana será “Infraestructura para el crecimiento y desarrollo del Uruguay”. Como expositores figuran el subsecretario del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, Pablo Genta, y los empresarios Jorge Erro -dueño de Barraca Erro, la mayor exportadora de granos del país- y Alejandro Ruibal, dueño de Saceem, la principal empresa constructora de infraestructura en el país.
Sendic hizo el anuncio ayer en entrevista con el programa De diez a doce de Radio Uruguay. “Creo que hay que hablar de futuro. Deberíamos ponernos metas, y una meta alcanzable es que Uruguay en el año 2030 pueda ser un país desarrollado”, manifestó. “No está planteado desde el punto de vista de la política, sino desde el deseo de elaborar propuestas estratégicas procurando que en esa elaboración participen técnicos de diferentes orígenes”, agregó.
Propuesta Uruguay 2030 es una asociación civil que se propone como “usina de contenidos, buscando acuerdos amplios en distintos sectores de la sociedad, pero con el fin de lograr que esos acuerdos permitan continuidad en los procesos de instrumentación de los cambios estructurales que el Uruguay necesita para transformarse en un país de primer mundo”. Su presidente, el sociólogo Gustavo Leal (que además integra la lista 711 de Sendic), explicó a la diaria que el ciclo de almuerzos previsto para este año y el primer semestre del próximo abordará los temas de infraestructura, educación, innovación, economía y convivencia. Al mismo tiempo, se conformarán grupos de trabajo que discutirán y elaborarán propuestas de largo plazo para el desarrollo del país. Se trabajará sobre la base de documentos iniciales y luego se abrirá la participación también por vía virtual. “La idea es instalar un espacio de construcción de pensamiento amplio, con capacidad de tender puentes con distintos ámbitos de la producción y el conocimiento”, explicó Leal.
El sociólogo, que estuvo asesorando al Ministerio del Interior en la elaboración de la “Estrategia por la vida y la convivencia”, consideró que si Uruguay “quiere aprovechar el impulso de crecimiento económico, precisa tener proyectos fundamentados de futuro”, y para ello precisa establecer un “vínculo fuerte entre la academia, la intelectualidad y la política”, así como “construir relatos y épicas que pongan a los uruguayos de cara a un modelo de desarrollo”.

Política y técnica

En la entrevista que le realizó Radio Uruguay, Sendic negó reiteradamente que la propuesta que encabeza sea política y explicó que se trata de construir una “agenda estratégica por encima de todos los partidos políticos”. Ante preguntas de los periodistas, incluso evaluó que la política puede “impedir el Uruguay estratégico” y que esta propuesta puede apuntar a la “desideologización”. “Ideologizamos todo, no me preocupa [la desideologización]”, manifestó. Remarcó que no se trata de una iniciativa de su grupo, Compromiso Frenteamplista, y que se aceptarán los aportes “independientemente de dónde vengan”.
Leal aclaró que no se buscará unanimidades, sino que se trata de “construir consensos e identificar con claridad los disensos”, y que se pensará el Uruguay 2030 “a partir de las transformaciones que están en curso hoy, pero buscando espacios más amplios de acuerdo”. “Hay temas en que se necesitan construir puentes de acuerdo, porque nadie gobierna solo. Esto no quiere decir que las políticas de Estado impliquen unanimidades absolutas. Esto no es el fin de la política”, enfatizó. Por otra parte, rechazó que se trate de un espacio de acumulación para promover la figura de Sendic. “Ésta no es una operación de catapulta personal, es un acuerdo de un grupo de ciudadanos que tienen ideas y que quieren hacer un aporte”, remarcó.


El ente unido

Los directores de la oposición en ANCAP, Carlos Camy (Partido Nacional) y Juan Justo Amaro (Partido Colorado), fueron invitados y asistirán al evento. “Es una iniciativa importante porque abarca temas trascendentes para el país, y hay que encararlos con un sentido nacional, comprometernos en ese esfuerzo más allá de partidos y de sectores, como lo que se pretendió y lamentablemente fracasó respecto de la educación”, evaluó Camy. Amaro, en tanto, consideró que “es bueno que existan diálogos” y descartó que la actividad pueda poner en riesgo la inhi-
bición de Sendic de hacer política partidaria. “Los expositores son ciudadanos de los que desconozco su militancia política y que son empresarios exitosos. Cada vez que hago una obra, la gente dice que estoy haciendo política, y en definitiva la vida es política. Siempre a los que estamos en esta actividad se nos busca de qué forma se nos puede criticar”, opinó.


Entrevista a Raúl Sendic (1º parte) 
NOSOTROS TENEMOS UN OBJETIVO SOCIALISTA

Antonio Dabezies, Nelson Caula, Alberto Silva, Pilar Domingo y Pedro Silva. Revista Guambia.

 ¿Cuándo naciste?
- El 16 de marzo de 1925.
- ¿Dónde?
- En Chamangá, una zona al sur del departamento de Flores.
- Hay varios Sendic por ahí, ¿no? ¿Es una familia de la zona?
- Sí, nosotros nacimos en Flores. Pero después mis hermanos fueron a Artigas, y en general se dispersó un poco la familia, al punto de que ahora mismo creo que no quedan más Sendic en Flores.
- ¿Y tu niñez la pasaste en Flores? ¿A qué edad fueron a Artigas?
-No, no. Yo viví hasta los 10 años en esa zona, ni siquiera conocía un pueblo. Después me mudé cerca de Trinidad y ahí fui a la escuela y al liceo, que me quedaba a una legua más o menos de allá donde vivía. Hasta los 18 años viví en el campo.
-¿Qué hacía tu familia?
-Bueno, mi padre arrendaba un campo ahí en Chamangá, y después entró de mayordomo en un campo, que era el trabajo anterior de él. Después siguió de mayordomo y nosotros arrendamos unas vacas en la chacra ésa, y vendíamos la leche.
 -¿Qué de las tareas del campo le gustaba de chico?
-Y... todas las tareas propias de una persona que vive en el campo. andar a caballo. No puedo decir que me gustara ordeñar, pero lo hice durante ocho años. Eso implica levantarse a las cuatro de la mañana, porque después tenía que ir a la escuela.
-¿Tuviste caballo propio?
-Sí, desde luego.
-¿Cómo se llamaba?
-Ah, no me acuerdo (se ríe). Iba al pueblo en él, y fui a la escuela en él, y después iba en bicicleta: ¡me modernicé! (risas)
-¿Cuando ibas a caballo, nunca se te desató a la salida del colegio?
-Sí, sí, ¡y me dio alguna patada también!!
-¿Iba solo en el caballo, o iban varios juntos?
-No, no. Como en toda escuela rural: la de Chamangá era una escuela rural e íbamos en sulky y a caballo. Y después, en esa zona de chacras que les contaba, íbamos siempre en grupo todos los muchachos que vivíamos en esa zona. La escuela estaba bastante lejos. Yo fui a una escuela agrícola también, en Porongos, donde te enseñaban a hacer quinta, a plantar.
-¿Empezaste la escuela a los seis años?
-Sí, pero la escuela rural tenía hasta tercer año. Al pasar al pueblo perdí años ahí porque las escuelas urbanas estaban concebidas de otra forma: había hasta sexto año. Trinidad o "Porongos" y su "democracia"
-Por lo que decís conociste a Trinidad como "Porongos".
-Bueno, siempre se llamó a Trinidad-Porongos. Pero nosotros le llamábamos Trinidad. Era una época de muchas convulsiones estudiantiles, porque era la época de la guerra. Había grandes manifestaciones contra el fascismo. Uruguay no estaba definido todavía a favor de los Aliados.
-¿Ahí empezaste a preocuparte por la política, o eso ya venía de tu casa?
-Sí, verdaderamente. En el liceo fundamos una asociación de estudiantes que se llamaba "Asociación de Estudiantes Trinitarios", y sacamos un periódico que se llamaba "Rebeldía" e hicimos una campaña bastante fuerte ahí; hicimos huelgas, hicimos movilizaciones, hicimos manifestaciones, e hicimos lo que se llamaba una "democracia", algo como una asonada popular en que se rompieron vidrieras y esas cosas.
-¡En Trinidad!!!
 -(En medio de risas) ¡Sí, en Trinidad!
-Habrá sido un escándalo: todo el pueblo con los pelos de punta... Primera vez en la historia.¿no?
-Sí, por primera vez... y última, creo. Y fueron creciendo las manifestaciones estudiantiles, entonces en determinado momento fue como la chispa que encendió a la bomba, porque una noche se unió la gente de los barrios, y saqueó todos los comercios. Yo a esa hora siempre me iba para la chacra, y me perdí la famosa "democracia" de Flores. que al final quedó como sinónimo de "democracia" un saqueo de comercios, rotura de vidrieras. Llevaban barricas de yerba rodando por las calles y gritaban "¡Viva la democracia!!". De ahí que le quedara ese nombre...
-¿En qué año fue eso, Raúl?
-Fue más o menos por el 42. Y después fuimos a Durazno, yo iba en un techo de un ómnibus, y rompimos cuatro o cinco vidrieras. Era la época en que los nazis, sobre todo los fascistas, porque había mucho italiano, tenían puestos comercios importantes en ambos pueblos.
-¿Fueron a Durazno el mismo día de lo de Flores?
-No, no. Fuimos dos o tres días después.
-¿Quién influyó políticamente, de esa barra, en usted?
-Teníamos algunos profesores muy progresistas, muy formados, como el Dr. Atilio Grezzi, que era profesor de historia y de filosofía. El nos formó. digo "nos" porque fue toda una generación donde estaba mi hermano Alberto, donde estaba Carlos María Gutiérrez; con esos compañeros fue que sacamos ese periódico "Rebeldía".
-¿El Negro Gutiérrez también era de Flores?
-Sí, sí.
-¿Y cómo sintió el cambio de Flores a Montevideo?
-Y bueno, no fue fácil, ya que estaba muy habituado a la vida en el campo y nunca había vivido ni siquiera en un pueblo como Trinidad. Viví siempre en campaña. Te choca un poco el cambio; la gente un poco agresiva. Te choca si vos venís directamente de campaña, para el que hace una transición por los pueblos no es tan difícil.
-¿Te trataban como "canario"?
-No, realmente yo no tenía amigos en esa época. Estuve mucho tiempo. porque en realidad yo vine a trabajar y a estudiar ¿no? Vivía solo acá, después vino mi hermano y mi hermano se murió porque, justamente, éramos canarios y no sabíamos bien qué hacer. A él le vino una apendicitis nada más, no sabíamos dónde llevarlo. Y mientras pregunté a un canillita y fuimos a un sanatorio, nos demoraron y se murió. Entonces quedé solo de vuelta.
 -¿Vivían en una pensión?
-No. Vivíamos en un garaje que nos prestaba un familiar.
-¿De esa época joven te quedó alguna otra amistad?
-De toda aquella generación que hicimos la lista de la Federación de Estudiantes, en cierto modo nos seguimos viendo, pero esporádicamente.
-Yo voy más atrás: a la época de Flores.
-Sí, yo no recuerdo una amistad permanente porque nosotros nos "expatriamos" ahí, y nos fuimos a Montevideo solos. Y salvo algunas esporádicas visitas que nos hacíamos con Carlos María Gutiérrez, que también se vino para acá, no hubo nadie ni de mi zona primitiva ni de mi zona de chacras posterior que se viniera para Montevideo. Entonces, no puedo hablar más que de mis hermanos.
-¿Hubo novias en esa época?
-Sí, hubo novias (mira con cierto desconcierto). Algunas.
-¿Es cierto que la vida del campo es dura?
-Bueno, según cómo estés ubicado dentro de los estratos sociales del campo ¿no? O sea, si hoy hay tanta gente que emigra no es porque no les guste el campo, sino porque del campo los expele la miseria que pasan, las dificultades, la ausencia de oportunidades, pero. toda la gente que ha vivido y estado allá en el campo, clama para volver. Sólo que.
-Estoy pensando también en Bella Unión y los cañeros.
-Sí, en cierto modo después de transitar por una militancia política y estudiantil acá, yo volví al trabajo con la gente del campo. Antes que con los cañeros, estuve con los arroceros de Treinta y Tres.
-¿Y te sigue agobiando la ciudad?
-Bueno, no.
-Si pudieras elegir: ¿adónde irías a vivir?
-Al campo ¿no? ¡Eso es inevitable! Tengo un hermano que trabajó en París 20 años como obrero en la Renault, y al jubilarse se fue al campo allá. Y mis hermanos mayores también se fueron, acá mismo, se consiguieron una chacra y se fueron de vuelta. O sea que la gente que se ha criado en el campo.
-¿Así que esperás volver al campo?
-Sí, espero.

Bella Unión y los comienzo políticos


-¿Estuvo últimamente en Bella Unión?
-Sí, hace poco una tarde, nomás.
-¿Muy cambiado?
-Sí, lo que se ve. Es una zona de prosperidad, de mucha producción en distintos rubros. Y eso hizo como un polo de magnetismo que atrajo gente. Entonces hay demasiada gente, y más miseria que antes. Se fue demasiada gente ilusionada con la posibilidad de trabajo de Bella Unión. Y es una zona del país que ha crecido tanto económicamente como en población, pero no se refleja en la vida del sector más bajo de la población. Hay un tremendo rancherío que ha ensanchado el cinturón de Bella Unión.
-¿Por qué fue tu familia a Artigas?
-Bueno, en realidad se fueron mis hermanos, a trabajar en el campo.
-¿Ya era una zona progresista que prometía desde el punto de vista económico?
-No, no: al contrario. Para mi familia, que trabajaba en ganadería, era una zona atrasada. Entonces, fueron justamente llevando una serie de innovaciones sobre cría de ovejas y demás, que era la especialidad de la familia. Y bueno, estuvieron tratando de salir adelante en el trabajo ganadero, pero no lo consiguieron. Pero eso es independiente de la ida mía, que fue por cuestiones gremiales.
-Así que fuiste exclusivamente por cuestiones gremiales.
-Sí.
-Hoy no me contestaste: ¿qué eran, políticamente, tus padres?
-Eran nacionalistas. Digo, mi padre era blanco y mi madre colorada. Mi padre y mis tíos pelearon en la revolución de 1904. Y bueno, cuando yo ya vivía, mi padre dio armas para el levantamiento del 34, aquel que se hizo contra la dictadura de Terra.
-Pero no era herrerista...
-No, no: era blanco independiente.
-¿Cuáles fueron tus primeras lecturas políticas?
-Bueno, toda esa literatura que había en aquella época, y que es un poco diferente a la actual ¿no?
-¿Tus primeras lecturas fueron políticas, o tuviste otras lecturas antes?
-Bueno, tenía toda la literatura tradicional. A esas zonas rurales llegan revistas de la época con novelas de Alejandro Dumas, de Víctor Hugo, de Dostoiewski. Y justamente por el hecho de estar tan alejado de todo centro poblado, esas lecturas, más que leídas, son devoradas. Y por las noches nuestra madre nos leía a los seis hermanos "Tabaré"... y lo leía durante varias noches: cuando terminaba lo 5
CEME - Centro de Estudios Miguel Enríquez - Archivo Chile
empezaba de vuelta (risas). Terminábamos todos llorando... y entonces empezaba de vuelta y esperábamos que terminara distinto... pero no.
-¿Tuviste la suerte de llorar con "Tabaré" y no con "Caperucita Roja"?
-Sí, en aquella época por lo menos nos iniciábamos con "Tabaré".


La juventud antes, y la de ahora


-¿Qué diferencia encontrás entre la juventud de esa época y la de ahora?
-Bueno, en realidad aquella era una juventud bastante combativa, bastante radicalizada. Hicimos grandes manifestaciones estudiantiles. También ahí yo estuve preso, en algunas de ellas. Eran manifestaciones un poco violentas, digámoslo así, de mucho choque con la policía. Y yo mismo fui escrachado en "El Día" por haber lastimado un policía. Y en realidad yo estaba luchando con él, y otra persona le pegó un fierrazo en la cabeza. Entonces me llevaron a mí, y el policía sangrando y hasta el Ministro del Interior dijo de todo. Ahí soltaron a la mayoría; a mí me procesaron, y después me escracharon como que había traído un fierro entre las ropas y lo había lastimado. Ese fue el primer procesamiento que tuve.
-¿Y fue la primera vez que estuviste preso?
-Sí, que estuve preso y que fui procesado. Pero al final el que lo lastimó fue otra persona, era un profesor, no me acuerdo ahora. profesor de historia. no recuerdo ahora el nombre.
-Mejor no diga nada que lo quema.
-¡No, no!
-¿Y cómo ve la juventud de ahora?
-Un poco desconcertada, porque no tienen una perspectiva promisoria como la de aquella época, más segura. Sigue estudiando, pero no con el mismo entusiasmo, porque sabe que se reciba de lo que se reciba, no tiene inserción, porque aunque llegue como profesional -como abogado, como ingeniero, como escribano, como arquitecto- no hay perspectivas.
-¿Cuándo se acabó el Uruguay de las vacas gordas?
-Bueno, estadísticamente fue por el 57 cuando empezó el declive.
-¿De quién fue la culpa? ¿De Luis Batlle?
-No, al contrario: Luis Batlle fue el que usufructuó el período de auge. Todo eso pasa independientemente del gobierno que haya. Si después de la guerra hay un plan Marshall para Europa, y Europa a su vez deriva los dólares para productos del Uruguay y Argentina, Batlle puede hacer una política populista, y Perón puede hacer lo mismo. Pero cuando no hay exportaciones tan voluminosas como existieron en esa época, cuando no hay tantas ventajas económicas en el comercio exterior, los gobiernos declinan. Eso lo demostró Perón al volver en épocas que ya eran bravas, cuando no tenía nada que repartir. Ya no dejó la imagen del hombre que llegaba y repartía prosperidad.

Un médico frustrado

-¿Siempre te interesó el tema económico?
-Sí, en realidad la economía explica un poco las actitudes políticas. Por eso yo también evito tratar a Perón o a Evita independientemente de la situación económica imperante en la época.
-¿Por qué eligió la carrera de Abogacía, siendo tan buen economista?
-Bueno, no fui nunca un buen economista y menos cuando elegí la carrera de Abogacía. Yo no tenía otra alternativa, porque como trabajaba todo el día, no podía hacer mi carrera predilecta, que podía haber sido Medicina, porque me coincidían los horarios de clases. La únca carrera que podía hacer compatible con el trabajo en el día, era Abogacía. No había otra que uno pudiera hacer sin concurrir a la Facultad. De manera que no hubo elección.
-¿Realmente hubiera sido Medicina tu carrera preferida?
-Sí, pienso que sí. Pero veía también en la Abogacía un instrumento para llevar adelante la lucha social.
-¿Te interesaba más como carrera o como militancia, la actividad en Abogacía?
-Sí, la vi como una palanca para el trabajo social.
-Por aquella época estudió con mucha gente notoria y conocida hoy en lo político.
-Sí, pero no tuve contacto, salvo con Flores Mora, con el que estuve haciendo la práctica forense. Al no ir a Facultad no pude alternar con mucha gente que fue contemporánea mía.
-¿Qué le pareció la contratapa de Flores Mora donde hablaba de usted cuando todavía era un rehén? Hablaba de usted cuando nadie lo nombraba, o recién empezaban a hablar, y lo hacía de manera muy afectuosa.
-Bueno, justamente, pienso que compartimos un período de grandes luchas estudiantiles, como la que les contaba recién de 1951, por la autonomía de la Universidad. Al haber transitado una parte de la lucha social juntos, haber compartido alguna clase de práctica forense en la Facultad de Derecho, se sintió solidario en un período donde todos nos agraviaban. El quebró una lanza, lo cual significa que era un hombre muy sensible.
-¿Cuándo deriva tu actividad gremial en la Facultad hacia una actividad gremial más general?
-Bueno, yo tuve una militancia de 10 o 12 años en el Partido Socialista, y después empecé a trabajar en los gremios. Primero se hizo una marcha de los arroceros desde Charqueada a Montevideo, donde yo participé. Después la movilización de los trabajadores de la remolacha en Paysandú. Ahí también estuvimos presos y procesados por entrar en las plantaciones sin autorización del dueño, en San Javier. Y después organizamos a los trabajadores de "El Espinillar" en un sindicato que todavía dura, que es el de "Unión de Regadores y Destajistas de El Espinillar", que ya eran cañeros. Después saltamos a las cañeras del norte de Bella Unión, donde se levantó UTAA. Simultáneamente yo trabajaba ya como procurador en Paysandú, y tenía el escritorio en la sede de los sindicatos de Norteña y Paycueros. Era una especie de asesor de esos sindicatos, y de otros de Paysandú, y de los problemas laborales en general de los trabajadores.
-O sea que en sindicatos capitalinos prácticamente no actuaste.
-Bueno, trabajé un año en el "Sindicato de Almacenes al por Mayor", como funcionario rentado, y antes en la Defensoría de Menores de Montevideo, como subjefe.


El surgimiento del MLN

-¿Cómo le explicarías a las nuevas generaciones por qué surge el Movimiento de Liberación Nacional?
-Bueno, tendría que situarlos en la época. A través de todas esas luchas sindicales fuimos bastante perseguidos: en aquella época se usaba que ante cada conflicto se dictaban Medidas Prontas de Seguridad. Entonces, supongamos que había un conflicto en Montevideo, nosotros estando en Paysandú éramos detenidos. Es decir que figurábamos en una lista de militantes sindicales que eran detenidos automáticamente cada vez que se dictaban las medidas, ¡y a veces ni sabíamos que habían sido decretadas! Era habitual que uno llegara al trabajo y lo llevaran preso.
-¿En qué años era eso?
-Y. en el 60, 61.
-¿Era gobierno colorado?
-No. Era blanco, "chicotacista". El Jefe de Policía de Paysandú era "chicotacista". Era una época en que no se podía decir que no hubiera derechos civiles, sólo que no los había para ciertos sectores: nosotros estábamos supeditados a esas represiones. Todo eso creaba una situación de rebeldía porque ni siquiera te permitían trabajar: yo trabajaba en esa época como procurador e iba todos los días al Juzgado, pero evidentemente nadie confía en un profesional al que cada pocos días lo meten en un calabozo ¿no? Incluso hacía defensas penales y muchas veces me encontraba con mi defendido en un calabozo (risas). Sí, sí, pasaban cosas como ésa, de verme los presos en Paysandú y decirme "Raúl: ¿cuándo nos van a dejar ir?", y yo "voy a ver si salgo yo primero" (carcajadas) porque muchas veces ni se habían dado cuenta que yo llegaba como preso. Por eso es muy difícil explicarle a la juventud cuál era el panorama de la época. Todo eso fue in crescendo; hubo manifestaciones; hubo muertos en las manifestaciones; después hubo prohibición de Partidos: fue una escalada de violencia. Y nosotros mismos, como movimiento cañero, hicimos un conflicto con todas las leyes laborales a favor, porque había violación de todas esas leyes, y no conseguíamos ni siquiera que se aplicaran las leyes sobre salario ni nada.

-Y ahí hicieron una huelga ¿no?
-Entonces tuvimos que ir a un conflicto con la empresa cañera que se llamaba CAINSA. Acampamos frente a ella, la policía nos pidió si podíamos descongestinar la carretera y nos ofreció un monte ahí en Itacumbú. Y bueno estuvimos tres meses a monte con toda la familia, en carpa y demás. Después tuvimos que tomar la fábrica con toda la dirección adentro, y ahí recién conseguimos un convenio para el pago de todo lo que nos debían. Vinimos a Montevideo en camiones, pidiendo la ley de 8 horas para el trabajador rural y la expropiación de un latifundio de Silva y Rosas para dar trabajo a la gente. Bueno, acá fuimos recibidos también con represión: terminamos todos presos en Miguelete, y volvimos allá sin lograr ni la ley de 8 horas (que nunca hubo quorum en el Parlamento para tratarla) ni la expropiación de ese latifundio. Ambas cosas se lograron después: la expropiación del latifundio por Colonización, y se sacó la ley de 8 horas por convenio. Y después por convenio de la OIT, ratificado por ley de país, para ese tipo de plantaciones.
-¿Quién tiene ahora el latifundio? ¿Colonización?
-Lo tomó en aquel momento, en el 70, luego lo tomó la dictadura militar y.
-¿No han hecho nada ahí, no?
-Bueno, gente adicta a la dictadura (sargentos jubilados y gente así) es la que lo tiene.
-Todo verde el campo.
-Y el campo sigue ahí, a medio explotar. Todavía hay fracciones que las ocupa el Ejército, y hay fracciones sin destino. No le dieron una buena colonización. La gente que se movilizó por eso nunca accedió a ningún pedazo de terreno. Es una enorme extensión, está al borde de la arrocera, tiene irrigación del río Uruguay y de los arroyos de la zona, pero permanece prácticamente inexplotado.
-Hablamos de las 8 horas como si fuera una cosa normal... ¿de cuánto era la jornada del trabajador cañero en esa época?
-En época de zafra trabajaba -y trabaja- unas 12 horas. Nosotros pedíamos 8 horas para que les pagaran como horas extras el resto. Lo mismo ocurre en las estancias: todavía no tienen ley de 8 horas. El peón de la estancia tiene un salario bajísimo. Ahora es de 14 mil pesos, y si tuviera las 8 horas, como está más horas en el campo podría tener un aumento en su sueldo. Una ley de 8 horas que al fin y al cabo fue aprobada hace 70 años para industria y comercio, fue aprobada en 1915.

Socialismo a la uruguaya

-¿Seguís siendo socialista, en el viejo sentido de la palabra?

-Bueno, sí. O sea, nosotros tenemos un objetivo socialista. Lo cierto es que nosotros nunca fuimos demasiado esquemáticos y menos ahora que ha habido una serie de experiencias donde las mismas experiencias socialistas se han ido rectificando.

Nostros estamos con esas rectificaciones y estamos por un socialismo adaptado a la uruguaya, y siempre luchamos por él.
-¿Podrías definir en pocas palabras qué es "un socialismo a la uruguaya"?
-Bueno, hay una mentalidad en el país. Nosotros no estamos en una sociedad que haya sido zarista como la Unión Soviética, ni en una sociedad presidida por mandarines como China. Tenemos cierta tradición democrática muy arraigada en la mentalidad del pueblo, por libertades y todo eso, y nosotros tenemos que adaptar el socialismo a la realidad uruguaya. Un socialismo que sea compatible con toda esa tradición, digamos libertaria, de todo el pueblo uruguayo.
-¿Existen líderes campesinos?
-Bueno, yo diría que de un campesino a otro campesino hay afinidad, hay una afinidad de una cantidad de gente que estuvimos en la Universidad, con nuestro hábitat anterior. Y a raíz de eso uno entra mejor en el medio rural que en el medio urbano. Por eso pienso que yo ni siquiera creo que haya ayudado mucho a los cañeros, simplemente participé en los campamentos. Pero sí puedo alternar con la gente de campo ¿no?
-Hablando con el senador Ricaldoni, fuera del reportaje, nos decía que la izquierda insiste en la palabra "campesino" que no tiene andamiento popular: ¿tú encontrás otra palabra para sustituir la de "campesino"?
-Sí, sí. Aquí al campesino se le llama "chacrero".
-¿Paisano.?
-Sí, "paisano" se usa en forma más genérica para el peón de estancia, porque.
-¿Pero estás de acuerdo en que "campesino" en Uruguay no es una palabra adecuada?
-No, absolutamente. Yo, por lo menos, no la uso. Acá hay chacreros y después, hay lo que podríamos llamar granjeros: gente con capital, con máquinas. El chacrero es la persona que no tiene más que el terreno y su fuerza de trabajo. El otro ya tiene algún pequeño capital, ya sea ordeñadora si tiene un tambo, o máquinas y tractor, si tiene una granja.
-¿Los cambios que este país reclama pasan por la reforma constitucional?
-No los cambios, pero sí tal vez una manera de destrabar el sistema político de desbloquearlo. Ahora tenemos un panorama político dividido en tercios, algunos de los cuales son mayores que otros, pero sin que se vea a través de las compulsas de opinión que vaya a haber un partido mayoritario. Y eso se ha reflejado en que el sistema está trabado, porque ni el gobierno puede mandar proyectos al Parlamento que puedan ser aprobados, porque no tienen la mayoría necesaria, ni la oposición -que sí la tiene- puede sacar sus proyectos porque se los veta el Ejecutivo. Lo peor es que eso no tiene visos de cambiar, porque puede ser que la minoría mayor cambie de color, pero siempre será una minoría. Entonces yo diría que, por lo menos para que salga un aumento a los jubilados, se impida la extranjerización de la tierra o salga un presupuesto que contemple la enseñanza, la salud y demás, que no considero que sea un cambio porque eso existió antes en el país. Pero sí tal vez fuera imprescindible una reforma constitucional.
-¿No le parece un desatino que la izquierda esté discutiendo eso en este momento, cuando hay temas más importantes?
-No, porque entre los temas importantes que tiene el país está el aumento a los jubilados, que va a ser trabado por un veto, y está una modificación en el presupuesto a favor de los empleados públicos y como la gente sin perjuicio de los cambios profundos que llegarán un día, tiene que vivir hoy.
-Si hay reforma, a los jubilados no les aumentan hoy: con buena suerte les aumentarán de aquí a tres años, porque la reforma se va a aplicar después de las elecciones, no ahora.
-Sí, sí, pero el panorama, si no se hace la reforma, es que tengamos ocho años de empate...
-Además con reforma o sin reforma los colorados dicen que hoy hay financiación, así que.
-Sí, sí. Pero simultáneamente dicen que el país está prosperando y la gente de abajo está cada vez peor. Entonces, en algún lado hay prosperidad como para sacar esa financiación.
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Información disponible en el sitio ARCHIVO CHILE, Web del Centro Estudios “Miguel Enríquez”, CEME:
http://www.archivo-chile.com

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