jueves, 20 de agosto de 2015

Izquierda Unida se desmarca de "Defensa de Amodio"




Miércoles, 19 de agosto de 2015 

El secretario de Derechos Humanos y Solidaridad Internacional de Izquierda Unida Federal y miembro de su Comisión Ejecutiva, Francisco Pérez Esteban, quiere “desvincular a esta formación de las declaraciones y las actuaciones puestas en marcha por Celia del Bosque -concejala en la localidad madrileña de Cobeña- en relación al caso de Amodio Pérez. Cualquier acción emprendida que tenga que ver con esta persona es exclusivamente a título individual y relacionada con el vínculo personal que quien las realiza puede tener con esta persona”.

Pérez Esteban confirma que IU “no ha pedido, ni lo hará, ninguna actuación en favor de ningún acusado de colaborar con ninguna dictadura en el mundo y no va a apoyar campaña pública alguna en este sentido. Lógicamente, Amodio Pérez tiene que enfrentar las acusaciones muy graves de la justicia uruguaya y de sus ex compañeros tupamaros que lo declararon traidor y delator, en una causa en la que ya han testificado incluso el ex presidente José Mujica y el ministro de Defensa, Fernández Huidobro”.

“Izquierda Unida -apostilla el dirigente federal de esta formación-, que ejerció durante más de una década en la Audiencia Nacional española la acusación popular contra responsables militares argentinos y chilenos, incluidos los dictadores Pinochet y Videla, no está a favor de ningún tipo de impunidad y mucho menos en supuestos crímenes contra los derechos humanos, sino de la justicia”.

Francisco Pérez señala que IU Federal y su Comisión Internacional “mantiene fraternales relaciones con el Frente Amplio de Uruguay y con buena parte de sus dirigentes y partidos integrantes. Estos nos han informado en detalle de las muy graves acusaciones que existen contra Amodio en al menos dos causas penales, en una de las cuales es acusado por 28 ex detenidas de entregar compañeros a la dictadura militar uruguaya. Si el señor Héctor Amodio cree en la división de poderes y en la democracia tendrá que someterse a ella”.

“Según nos han informado compañeros del Frente Amplio -continúa el responsable de Derechos Humanos y Solidaridad Internacional de IU- el señor Amodio Pérez fue liberado por la dictadura uruguaya en 1973, tras un acuerdo de Estado entre los gobiernos Bordeberry-Franco. La dictadura franquista le encubrió y escondió, dándole una falsa identidad y un falso pasaporte español a nombre de Walter Correa”.

Francisco Pérez indica que “corresponde ahora a las autoridades españolas de Asuntos Consulares explicar por qué 40 años después ese falso pasaporte sigue misteriosamente en vigor, ya que podríamos estar entonces ante un posible largo encubrimiento del Gobierno español a esta persona. Se han dado casos similares en los que actuaciones similares han ido acompañadas de una colaboración con los servicios de inteligencia españoles, que no sabemos si se ha producido en este asunto concreto. A Amodio Pérez le corresponde también explicar a su vez por qué usaba 40 años después un documento falso de origen franquista”.




Señas de identidad

La vida de Amodio en España: entre la militancia, la pasión por los libros y denuncias a un vecino por “torturas” 

Faroles, casas de dos plantas con techos de tejas, olivos. Así es el Pasaje de Matías Gutiérrez que Héctor Amodio Pérez eligió para vivir en Cobeña, una pequeña localidad de unos 6.921 habitantes. En este pueblo, a 15 kilómetros del aeropuerto de Barajas, Madrid, Amodio tomó contacto con la militancia del partido español Izquierda Unida (IU). En un principio, Amodio comenzó imprimiendo algunos folletos, aunque con el tiempo fue agregando responsabilidades: abrir y cerrar el local partidario, organizar charlas o aportar ideas para algún spot.
Los vínculos entre Amodio y una parte de la militancia del grupo local de IU se deterioraron hace cuatro años, luego de que el ex tupamaro fuera sancionado por la Policía por dejar el auto mal estacionado. Advertido de la infracción, Amodio fue al ayuntamiento a denunciar a sus compañeros de partido, achacándoles la responsabilidad del estacionamiento irregular del vehículo. Tras la incriminación se sucedieron algunos cruces en el grupo local de IU, que hace poco conoció la derrota. En las últimas elecciones fueron desplazados del gobierno a manos del Partido Popular (PP) y pasaron de tener seis a tres concejales. Una de ellos, Celia del Bosque -que inició una campaña en las redes en apoyo a su compañero- es la pareja de Amodio.
El ex guerrillero tupamaro y su compañera trabajaron juntos en un negocio ubicado en el número 10 de la calle Torregrosa, en Madrid. Iban y volvían juntos a Cobeña en el día. La empresa se llamaba Walbosque, una combinación de “Walter” (el nombre de pila adquirido por Amodio gracias al acuerdo entre las dictaduras de España y Uruguay) y “Bosque”, del apellido de Celia.
Las marcas de su pasaje por la clandestinidad parecen hacerse visibles en los rastros de la imprenta. La estructura de la tienda era así: adelante funcionaba una inmobiliaria, que gestionaba su actual compañera, mientras que la imprenta (de la que Celia aparece como administradora y Amodio como apoderado) se ubicaba en el fondo. En los últimos años, el negocio se fue a pique: la empresa se declaró insolvente en 2006. La declaración de insolvencia fue presentada por una de sus empleadas, Ana Escudero, que cuenta de este modo sus días con quien por entonces se hacía llamar Walter Correa: “En esta empresa podía desarrollar más la parte creativa de mi trabajo. Seguía con la maquetación de revistas médicas, principalmente, pero también hacíamos congresos, realizando carteles, trípticos, logotipos”. Jamás de los jamases pensó que su jefe era Amodio Pérez: “Ni puta idea”.
Varios vecinos de Cobeña consultados por la diaria destacaron dos características salientes del hombre de dos identidades: lo recuerdan como un “gran lector” -incluso ha colaborado con libros para la biblioteca del pueblo- y mejor cocinero. Su especialidad: el conejo al ajillo. Nunca se caracterizó por ser muy sociable. Quizá eso haya amortiguado el impacto de su retorno a Uruguay: “Ni fu ni fa”, explicó a la diaria el policía encargado de la seccional mientras el comisario está de vacaciones. La última vez que llamó a la Policía de Cobeña fue hace unos meses, luego de que un grupo de escolares lanzara al patio de su casa una tapa de alcantarilla. Un patrullero fue hasta el lugar, pero los niños se echaron las culpas entre sí y el episodio quedó en eso.
Más ruido generó la denuncia que el hombre señalado como “traidor” del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) presentara contra uno de sus vecinos por los ladridos de sus galgos. Este episodio lo llevó a enviar una carta al director de la publicación Alboroque, de distribución gratuita en el pueblo. La misiva, publicada en la edición de diciembre de 2009, comienza haciendo referencia a una respuesta que el defensor del pueblo envió a una de las asociaciones de vecinos afectados por los vuelos del aeropuerto de Barajas, donde sostiene que “la exposición a ruidos de 75 decibeles constituye una agresión y su reiteración, una tortura”. Para avalar esa constatación, Amodio (o Walter Correa) recuerda que “en la década de los 50 el Ejército francés lo empleó para torturar a los presos argelinos y lo mismo hicieron los ejércitos de todas las dictaduras latinoamericanas”. “Es un método de tortura muy eficaz y económico, ya que sus víctimas caen en un estado de estrés insoportable”, sostiene. “Sólo hace falta un balón, una moto, un aparato de radio o televisión, una jauría de perros y una gran dosis de desprecio hacia los vecinos. Considero este desprecio un elemento fundamental, ya que si existiera, aunque en forma mínima, esa tortura no la estaríamos padeciendo”, dice más adelante.
Y entonces, a los bifes: “Desde hace cuatro años, exactamente el 2 de noviembre de 2005, venimos soportando los ladridos y aullidos de una jauría de galgos que malviven anexos a mi vivienda. Durante estos años intentamos, inútilmente, que el dueño de los galgos dejara de torturarnos”. Y luego: “Hasta el día de hoy, 16 de noviembre, aunque me consta que se han hecho gestiones, la situación continúa exactamente igual que hace cuatro años, con la diferencia que tengo que salir de mi casa todos los días recordando que estoy amenazado y recordando también la advertencia de mi abogado: tienes derecho a defenderte si te atacan, pero recuerda que tendrás que demostrar que fue en defensa propia”. Luego de esa alusión cuasi profética, y antes de estampar su firma con el nombre Walter Salvador Correa Barboza, el escriba se pregunta: “¿Tendré que dirigirme al defensor del pueblo?”. El defensor del pueblo al que hacía referencia es Mujica. Enrique Mujica.
Ricardo Scagliola 

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